También te puede interesar: Gobierno regulará el precio del pan en dos semanas
Paradójicamente, tras el contundente triunfo de la oposición en las elecciones legislativas del 6 de diciembre, Maduro y el grupo de radicales que más lo respaldan han logrado nuevas y cuestionadas victorias en el complejo tablero político, afianzando su control sobre los demás poderes, por lo que la posibilidad de que el heredero de Hugo Chávez complete su mandato es hoy por hoy la que luce más realista, para algunos observadores. Tras las repetidas derrotas de las iniciativas de la Asamblea Nacional, algunos militantes opositores parecen transparentar su desaliento y postración, de modo que rápidamente el triunfo del 6 de diciembre se ha ido diluyendo.
Mientras, los apremiantes problemas económicos, de violencia criminal y de acceso a la salud ocupan las prioridades del venezolano común, que parece sumido en el conformismo y la impotencia. Pero otros analistas insisten en que el gobierno de Maduro y sus radicales tienen el tiempo contado y de una forma u otra saldrá antes de tiempo. Maduro todavía tiene una evaluación positiva del 33,1%, según la encuesta Omnibus de Datanálisis en febrero pasado. Esa aprobación sube a 43,5% en la clase social E, la más pobre, justamente la que se supone sufre la peor parte con la tragedia económica que vive Venezuela, la más dolorosa desde los duros años del siglo XIX. De hecho el 90,9% de los consultados tiene una visión negativa sobre la actual situación del país.
Según el mismo sondeo, el 52,1% de los venezolanos votaría a favor de sacar a Maduro del poder si hay un referendo revocatorio. Con este número en la cabeza, el oficialismo echará mano de todas sus marañas para frenar esa consulta, y poner obstáculos y trabas a través del Consejo Nacional Electoral, organismo que a modo de chiste algunos analistas llaman el “Ministerio del Poder Popular para las Elecciones”.
Volver al futuro
¿Cómo sería la situación en Venezuela en lo político, lo económico y lo social si sigue la orden de “dejar de hacer y dejar pasar” que caracteriza a este gobierno, y si se mantienen las adversidades que según el propio Maduro le hacen la vida imposible?
A juzgar por las palabras del propio presidente, la situación financiera del país en su relación con el mundo exterior empeoraría. Maduro afirmó hace unos días que Venezuela vive “un bloqueo financiero internacional”, pese a que en los últimos 17 meses el país ha pagado “30 mil millones de dólares de capital y de deuda, una cifra poderosa”. Economistas privados temen que Maduro opte por radicalizar su proyecto, legado del difunto Hugo Chávez, y como a esas políticas se le atribuyen el colapso de la economía y del aparato productivo, es previsible esperar más inflación, más recesión y más problemas sociales.
Que Maduro complete su mandato es un escenario posible, aunque su probabilidad de ocurrencia es muy baja, según el politólogo y experto en estudios de opinión pública John Magdaleno. Pero si eso ocurriera “en primer término las condiciones económicas se deteriorarían aún más y no tengo la menor duda de que si eso se produce se consolidaría en Venezuela un autoritarismo”, explica Magdaleno a El Estímulo.
Ese autoritarismo, con una mayor presencia del estamento militar, sería la precondición para que ocurriera ese escenario, señala. Por otro lado, si Maduro percibe que se supera la parte más difícil de la crisis económica, el gobierno radicalizaría su política económica para retomar la estrategia de seguir promoviendo la transición al socialismo como modelo económico, estima. Magdaleno cree que es baja la posibilidad de un Nicolás Maduro hasta el 2019 (las elecciones presidenciales están previstas para diciembre de 2018) porque hay una acumulación de varios factores en su contra, entre ellos el creciente malestar social, las fisuras en el seno del chavismo y el comportamiento de poderes públicos que socavan la legitimidad del sistema y la aparición de nuevos agentes dentro del propio chavismo.
En el corto plazo, si se repiten acciones como el bloqueo de las iniciativas y actos administrativos de la Asamblea Nacional, y si esas acciones se trasladan a suprimir las demandas políticas de la población, lo que se va a producir es una “creciente deslegitimación”, cada vez menos gente va a creer en las instituciones públicas y van a desafiar decisiones de esas instituciones. “A la postre el juego puede revertirse en contra el chavismo”, analiza. En el corto plazo, las maniobras del oficialismo bloquean e inhiben a la oposición, “pero socavan las bases del sistema político y las reglas de juego”, explica.
Pero Magdaleno cree que el escenario más probable es que se precipite una crisis política este año y el que viene… “una crisis global que incluye la amenaza de fisuras en el chavismo”. Atribuye esta perspectiva al agravamiento de la situación económica: “Todavía no hemos entrado en el centro de la tormenta y vamos a llegar muy pronto”, y los peores meses del año están por venir. También influirá en este desenlace el crecimiento de la irritación popular y las consecuencias de las disputas entre el parlamento y el resto de los poderes. Todos estos elementos empujan en dirección de un desenlace.
Magdaleno también coincide en que en las filas de la oposición parece propagarse el desánimo y la derrota. “Estoy de acuerdo en que hay una desmoralización. Preocupa ver declaraciones (de diputados opositores) que comunican impotencia y claudicación cuando lo que acaba de ganar una consulta electoral son los opositores y no los chavistas. El discurso del chavismo se observa más combativo que de los propios opositores”, apunta.
De la boca para adentro
Algunos líderes opositores han reconocido muy en privado que la MUD tiene muy cuesta arriba la tarea de buscar una salida constitucional, electoral, democrática, pacífica y participativa al gobierno de Maduro. Ese desaliento deriva tanto del hecho de que el chavismo tiene las armas y el control de las instituciones, como de la fragilidad dentro de la MUD, que de coalición de partidos derivó en una simple plataforma electoral en la que hoy predominan las agendas particulares de los dirigentes de cada organización.
“Como no nos pudimos poner de acuerdo en una única estrategia se resolvió anunciar las cuatro”, dijo una fuente sobre el referendo revocatorio, la solicitud de renuncia, la enmienda constitucional para recortar el período y una asamblea constituyente, la “hoja de ruta” que adoptó la MUD para enfrentar a Maduro. Todo eso con el aderezo de movilizaciones de calle que convocan a muy poca gente, pues el venezolano común está más ocupado en hacer largas colas y atravesar penurias diarias para reunir productos básicos y medicinas y además redondear el ingreso familiar. En lo personal, otro dirigente consultado por El Estímulo admitió sus dudas acerca de que alguna de estas cuatro fórmulas dé resultado, por lo que asintió que lo más probable es que Maduro permanezca en el poder.
Otros dirigentes han puntualizado que el referendo, la fórmula impuesta por las circunstancias, tiene solo una ventana de viabilidad de un mes para que pueda propiciar un cambio profundo. De lo contrario, no se darían los tiempos para que se cumpla este año. Y si queda para el próximo y en caso de que Maduro resultara perdedor, su mandato podría ser completado por la persona que él designe, por ejemplo, la primera dama Cilia Flores.
Queda otra posibilidad, la de que el chavismo decida movilizar el cambio para no perderlo todo en el derrumbe y anotarse con la salida de Maduro para ensalzar a otro personaje del chavismo tradicional que pueda remozar la llamada “revolución bolivariana”. Pero, otros analistas señalan que el poder acumulado por militares y civiles es tan profundo y sus intereses tan fuertes y ramificados que emplearán todos sus recursos para prolongar este gobierno más allá de este “período especial” y hacerlo llegar a las elecciones de finales de 2018.
¿La fe mueve montañas?
Algunos por el contrario son más optimistas en sus esperanzas. “Maduro no llega a finales del año. Va a ser revocado, máximo hacia octubre (o principios de noviembre), o va a renunciar antes”, opina el economista Felipe Pérez Martí, un ex ministro de Planificación de Hugo Chávez y militante de la izquierda tradicional. Ve “más probable” esa renuncia como parte de un acuerdo de transición con la oposición que no trataría mal al chavismo saliente.
“La oposición también desea más esta salida voluntaria negociada. Es más racional (y más conveniente para el país, no solo para cada uno de esos jugadores)”, dice este experto en escenarios bajo modelos de la “Teoría del Juego”. “El escenario económico (hiperinflación, escasez de alimentos esenciales y medicinas) es insostenible. La situación social es insoportable. Hasta los peores agentes que tienen capturado al gobierno (los caza-renta, los corruptos de toda ralea) saben que esto se está cayendo a pedazos, en incluyendo el gobierno”, afirma en comentarios escritos para El Estímulo.
“En particular, prefieren volver a los niveles ‘normales’ de la corrupción rentista, antes que una salida de pronóstico incierto para sus propias vidas (no pueden vivir en un país normal, sino en Cuba, o similares). Ya están buscando mediación con la oposición, muy en privado, para garantizar el futuro de sus vidas en Venezuela”, dice Pérez Martí. Apuesta a que lo que llama “la banda de los seis recalcitrantes” (Diosdado Cabello, Cilia Flores, Jorge Rodríguez, Héctor Rodríguez, El Alssaimi y el propio Maduro) “se va a caer como un castillo de naipes muy pronto”.
“La masa crítica para el cambio está casi a la vuelta de la esquina. Una fecha crucial es el 5 de Julio, cuando cambien los mandos militares. Ante una explosión social, bomba atómica cuyo reloj ya está activado y cuya cuenta regresiva se dispara muy pronto, la Fuerza Armada no va a apoyar a Maduro, sino a la transición”, agrega en su análisis rápido.
Fuente: El Estímulo