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“El grado de civilización de una sociedad se mide por el trato a sus presos”. Fiódor Dostoyevski (1821-1881), novelista ruso, de su novela “Los hermanos Karamazov”.
La prisión del dirigente opositor Leopoldo López, del ex alcalde Daniel Ceballos, del alcalde metropolitano Antonio Ledezma y de los ya liberados ex alcalde Enzo Scarano y su jefe de Policía Salvatore Lucchese, así como de estudiantes y manifestantes de las jornadas de 2014 que aún en número de 80 continúan presos, ha detonado las alarmas de los organismos internacionales de defensa de los derechos civiles.
Más allá de la letra de los acuerdos internacionales que es violada continuamente por el gobierno de un país que suscribe con carácter vinculante esas normativas, está la historia de infamias, maltratos y humillaciones de toda índole que sufren los presos y sus familiares. El estar en una prisión militar no exime de vejaciones y agresiones propias del bullying de delincuentes acosadores y no de un estado que protege los derechos humanos de los privados de libertad.
La condición de presos políticos señala que están allí 1) por orden del gobierno de turno, 2) porque no han cometido más delito que enfurecer a regímenes que se sienten amenazados por la disidencia, 3) por su potencial peligrosidad en liderar o motorizar la protesta de pueblos sometidos a gobiernos arbitrarios. Por ello, hay que clausurarlos, alejarlos de los medios, de cualquier contacto exterior. Con muchos filtros les permiten ser visitados aleatoriamente por sus padres, esposas o hijos. Sus tiempos con sus abogados defensores son limitados. No los reúnen con otros presos y en general la condición de aislamiento es una constante, agravada por los continuos castigos por cualquier rebelión de gestos o palabras.
Ramo Verde es una cárcel militar. Se supone que de alta seguridad. Sin embargo, su trato hacia los presos políticos la compara a las más infames mazmorras. Tienen allí presos a oficiales militares y a los presos políticos. No sabemos cómo tratan a los familiares de los uniformados, pero a las esposas de López y Ceballos, dos mujeres jóvenes, hermosas y refinadas, las han hecho quitarse hasta las medias para someterlas a humillantes requisas que ellas han soportado, no sin después denunciarlo indignadas, para poder ver a sus esposos y para que sus hijos puedan visitar a sus padres.
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Los organismos internacionales y parlamentos mundiales tienen expediente documentado acerca de los maltratos recibidos por los presos políticos: saben de las requisas de madrugada, cuando hombres de negro entran y revuelven y se llevan lo que les place, no sin antes darles una ración de golpes en la oscuridad a los detenidos. También saben de las permanencias en celdas de castigo, totalmente aislados, sin luz solar. Lilian Tintori ha denunciado que a Leopoldo le han quitado por castigo las visitas de su familia y que ella ha estado hasta un mes sin verle.
Este fin de semana un suceso explotó los miedos del régimen: Leopoldo López pudo grabar con un teléfono de alguien, que presumen es un custodio porque son los únicos que pudieran acercársele, un vídeo en el cual convoca una marcha pacífica este sábado 30 de mayo, para presionar la fecha de las parlamentarias y por la libertad de los presos políticos. En la madrugada del sábado, Daniel Ceballos fue trasladado con la cabeza cubierta, a la cárcel de San Juan de Los Morros, donde le raparon el cabello, lo uniformaron con la braga amarilla de los presos y lo sumergieron en un cuarto sin ventanas, con una colchoneta en el piso por todo mobiliario.
Dos detalles llaman la atención: la grabación de López fue transmitida en VTV. Y luego apareció providencialmente una grabación de una conversación entre dos presos que presuntamente eran López y Ceballos. Los continuos cortes (montajes y ediciones) y el vocabulario de pranes utilizado por el par, que incluye groserías de grueso calibre sustituyendo palabras, el continuo uso del “wón”, propio de malandros, llamar a los americanos “gringos” y usar términos impropios del nivel de los acusados, dan la seguridad de lo falso de la grabación.
En estos momentos, tanto López como Ceballos están en huelga de hambre. El Defensor Tarek bien, gracias, la Fiscal con su lavada cara afirmando que están bien atendidos y que no están incomunicados (aunque sus esposas no puedan verlos), los tribunales de las respectivas causas, cerrados o sin audiencia. Ceballos ha sido trasladado a una cárcel común, porque según la explicación oficial, se iba a fugar de la cárcel militar… ¡por favor!
La saña, evidente mala intención, la ausencia de justicia, está reventando las costuras. La marcha del 30 de mayo ha sido convocada bajo condiciones bien claras: de blanco, con banderas, sin violencia. “Que nadie tire piedras, que nadie queme un caucho”, dijo Lilian Tintori. Pero ya los voceros del oficialismo cacarean que es un plan desestabilizador, que otra vez guarimba, que los golpistas están mandados por el imperio, que pagarán sicarios. Toda esa tontería que ya hemos escuchado antes.
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Lo cierto es que el sábado quien use la violencia estará diciendo del lado que está. La historia de estos años ha demostrado quiénes son los violentos, quienes dispararon contra la marcha en 2002, quiénes han causado directa o indirectamente la muerte de tantos venezolanos que han manifestado su oposición a este nefasto gobierno que ha arruinado a la empresa, a la clase media, al comercio y provocado esa estampida hacia el exilio. Como dice el gran analista Gustavo Coronel, necesitaremos un Tribunal de Nuremberg que juzgue estos crímenes de lesa humanidad contra el pueblo venezolano.
AQUÍ ENTRE NOS
Tras el revolcón electoral que sufrió en las primarias Proyecto Venezuela y de algunas soterradas acusaciones para explicar la pérdida, ni una palabra ha sido pronunciada en público por los candidatos del partido del sol y menos aún por su abanderado Henrique Fernando Salas. Hoy se juramentan los candidatos ganadores y una actitud gallarda, dando la cara y brindando esperanza a sus seguidores, sería lo deseable, porque Proyecto no se acaba con un revés electoral. Tienen más de dos décadas de historia política y es necesario valor y tenacidad para digerir esa derrota, sacar conclusiones y corregir las fallas, para seguir adelante, sobre todo cuando tienen líderes que han dado la talla en los parlamentos nacional y regional y aún tienen gestión por delante para demostrar su valía.