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La naturaleza del escorpión – Marta Colomina

Nicolás Maduro se ha convertido en un títere espontaneo para el venezolano. En la edición de este lunes 31 de octubre la periodista Marta Colomina, argumenta a través de su columna opinión que el gobierno ya no sabe que excusa inventarse para tapar la crisis humanitaria del país. Hace unas semanas el jefe de estado junto a su comitiva de incompetentes se fueron de gira “relámpago” para estabilizar “supuestamente” los precios del petróleo, algo que ni ellos mismos se creen.

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Todo en Maduro y su régimen es engaño y violencia Está en su naturaleza. En plena crisis humanitaria, fleta dos aviones y con costosa comitiva, emprende “una gira relámpago” por varios países del Medio Oriente con la excusa de “estabilizar los precios del petróleo”, mientras sus ujieres tribunalicios y las cuatro comadres del CNE cumplían las órdenes de eliminar inconstitucionalmente el revocatorio, y grupos violentos y financiados por su gobierno allanaban la sede del Parlamento, destrozaban sus instalaciones, golpeaban a diputados y a periodistas y, pistola en mano, robaron una cámara de Globovisión, tres chalecos antibalas al personal de Telecaribe y, siempre a punta de pistola, arrebataron varios celulares a los allí presentes. Uno de los objetivos del viaje no era solo simular un “yo no fui” sobre el golpe de Estado contra el referéndum revocatorio, que convertiría inequívocamente a su régimen en un dictadura, sino, y sobre todo, pedirle un encuentro “relámpago” al papa Francisco con el vano propósito de lavar su deteriorada imagen mundial de violador de los derechos humanos. Como las fotografías del “encuentro” debían ser tan poco halagadoras como las palabras del santo padre a Nicolás, Villeguitas –reincidente jefe de la oficina de propaganda del régimen–decidió publicar las viejas gráficas de otra cita anterior de Maduro con el papa, y las hizo pasar como actuales. Es decir, que las fotografías divulgadas oficialmente no corresponden a esta última visita en la que Su Santidad instó a Maduro a “escuchar a los venezolanos”, y sobre la cual reza el comunicado oficial del Vaticano que “el encuentro se celebró en el marco de la preocupante situación de crisis política, social y económica que ese país está atravesando, y que repercute duramente sobre la vida diaria de toda la población”, prueba de que al Papado no pueden darle gato por liebre porque conoce la terrible crisis humanitaria venezolana creada por las catastróficas políticas de su visitante.

Maduro está con el agua al cuello. Mientras otros países productores acuden a los ahorros guardados en tiempos de bonanza petrolera para paliar la actual caída de los precios del crudo, el chavismo no solo dilapidó los ingresos recibidos por billón y medio de dólares (1,5 millones de millones) en corrupción, despilfarro y regalos a sus compinches externos, sino que en plena época de vacas gordas se endeudó hasta límites insostenibles, como demuestra la vergüenza de haber podido canjear solo 39,4% de los bonos de Pdvsa (declarados en “default selectivo” por Standard & Poors). Pdvsa registra 10 meses de caída de su producción, hasta llegar hoy a solo 2 millones de BPD, lo que significa que en los 18 años de chavismo perdió millón y medio de BPD, dado que Chávez la recibió con 3,5 millones BPD. A causa del grave deterioro actual de las refinerías nacionales por no haberles hecho la inversión y mantenimiento requeridos, Pdvsa está importando 250.000 BPD de gasolina y diesel para atender el mercado interno. Pero no solo han arruinado a Pdvsa, sino la producción industrial del país que, acosada por el régimen, ha caído más de 80% por falta de materia prima, revela Conindustria.

El amedrentamiento aumenta: el jueves el Sebin rodeó hostilmente las instalaciones de Polar y la residencia de Lorenzo Mendoza, su presidente. El sector agropecuario venezolano se declara en emergencia (recordemos los nefastos “exprópiese”) a causa del incremento del abigeato, robo de maquinarias, extorsión y secuestro, sin que Maduro mueva un dedo para combatir la destrucción y ruina de estos sectores vitales, ahora que no hay divisas para importar alimentos y medicinas.

A su llegada al país, lejos de pedir sanciones para quienes invadieron salvajemente la AN, Maduro justificó el hecho y se burló de la oposición. Dijo cínicamente: “La gente entró riéndose y abrazándose a la AN para hacer sentir la voz del pueblo”, mientras que el cardenal Urosa calificó la agresión a la AN por grupos violentos del oficialismo como “sumamente grave y contradictoria al diálogo”. Sabedor Maduro de la presencia del delegado Vaticano en Venezuela para participar en el controversial “diálogo”, suavizó su “discurso”, aunque no sus delictivas acciones: cerró 10 estaciones del Metro para impedir el acceso de los participantes a la autopista Fajardo en la Toma de Venezuela; la GNB atravesó camiones y gandolas y trancó el paso mientras exhibían su violencia contra los manifestantes. Las bandas armadas pagadas por el gobierno, llamadas cínicamente “colectivos de paz”, junto a funcionarios controlados por el régimen, comandaron una feroz represión contra los concurrentes, al menos, en 13 regiones del país. Un policía de Miranda fue asesinado y aunque Maduro se apresuró a culpar a Capriles, todos sabemos que quienes van armados son los violentos rojos. El chavista alcalde de San Francisco, en el Zulia, ordenó disparar con armas de fuego a los manifestantes y ocasionó 5 heridos, algunos de gravedad. (“disparar a matar es un delito de lesa humanidad” denunció el diputado Julio Montoya). Varios policías de Aragua golpearon y patearon con saña a una mujer y la dejaron malherida. Los tupamaros del gobernador de Mérida destrozaron la Alcaldía del municipio Alberto Adriani. Un joven de Primero Justicia perdió un ojo por agresiones policiales en Barinas. Y así cientos de denuncias sobre los ataques de los grupos oficialistas contra los manifestantes. Hasta el jueves el Foro Penal Venezolano reportaba 263 personas detenidas durante la Toma de Venezuela, y más de 100 manifestantes heridos. La cronista no puede apartar de su mente el video en el que un soldado apunta con su fusil a un joven tachirense y este, con los brazos abiertos, le dice dramáticamente al soldado: “Mátame, que tengo hambre”. No le disparó. Seguramente el soldado tenía tanta hambre como el joven manifestante. El corresponsal de la cadena norteamericana ABC fue detenido en Carabobo por grabar en un hospital, acusado de “¡comprometer la seguridad pública!” (el régimen de Maduro compromete la vida de los venezolanos con hospitales convertidos en lugares de muerte).

Las protestas mundiales por la violencia oficial en Venezuela, el golpe contra los derechos electorales de la población y la terrible crisis humanitaria aumentan cada día. Más de 20 expresidentes señalan que el “diálogo” entre gobierno y oposición solo es posible cuando Maduro acate la Constitución; Estados Unidos, la Unión Europea, el secretario general de la OEA, la Unión Interparlamentaria Mundial, numerosos países del continente y cientos de organizaciones, exigen presión internacional contra Maduro para que reactive el RR o adelante elecciones presidenciales, cese la represión, libere a los presos políticos, haya separación de poderes y atienda con urgencia la crisis humanitaria. La contundencia de las manifestaciones opositoras en todo el país, como La Toma de Venezuela, no va a cesar, pese a la violencia homicida del régimen. Cuando el general y ex ministro chavista Rodríguez Torres, ante la suspensión del RR, declara: “Cerrar las puertas a la democracia es abrirlas a la violencia”, es otro botón de esa muestra de chavistas cada día más amplia, de que el escorpión no morirá ahogado sobre la espalda de la pobre rana, sino por su propio aguijón.

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