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Los años de su adolescencia transcurrieron en la ciudad de Caracas junto a su padrino el arcediano de la Catedral, Antonio Patricio de Alcalá, donde estudió ingeniería militar y en el año 1810 fue ascendido a alférez del ejército patriótico y en 1812 a teniente bajo el mando de Francisco de Miranda.
Luego que cayera la primera república, emigró a las Antillas (Trinidad) donde en 1813 regresó bajo las ordenes de Santiago Mariño, su trabajo en ese tiempo se caracterizo por organizar al Ejército de Oriente donde por su gran labor fue ascendido a teniente coronel.
Luego de algunas batallas, fue designado Coronel por Simón Bolívar y es a partir de allí que se convirtió en uno de los mejores y más cercanos compañeros del Libertador.
Sucre llegó hacer General de Brigada en 1819 y presidente del congreso venezolano ratificado por Simón Bolívar el 16 de febrero 1820.
El 24 de mayo de 1822 gana la batalla de Pichincha dejando libre a Ecuador y es cuando Bolívar lo asciende a General de División y lo nombra intendente del departamento de Quito.
Fue el 9 de diciembre de 1924 donde Sucre demuestra su liderazgo y vence en la Batalla de Ayacucho, donde se pone fin definitivo al dominio colonial español e América del Sur. Dichos triunfos lo hicieron merecedor del nombramiento por parte del congreso peruano del Gran Mariscal de Ayacucho y General en Jefe.
Luego el 6 de agosto de 1825, Antonio Jośe de Sucre proclamó la República de Bolivia y es entonces elegido presidente vitalicio de esa nación.
Sucedieron una serie de vicisitudes presentadas a lo largo de la vida de Sucre, que lo hicieron viajar a Venezuela para conciliar las partes en conflicto, las conversaciones no prosperaron y debió regresar.
Es entonces de camino a Quito, donde iba reunirse con su familia, fue emboscado y asesinado el 4 de junio de 1830 en la sierra de Berruecos, ubicada en Colombia. Se le atribuye su muerte a José María Obando, jefe militar de la provincia de Pasto. Al escuchar las noticias de su muerte Bolívar dijo: “Lo han matado porque era mi sucesor”.