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A partir de 1837 empezó a escribir en el diario caraqueño El Liberal con los seudónimos de Emiro Kastos y Jocasias. Viajó a Londres en 1839 como secretario de la misión diplomática presidida por Alejo Fortique; producto de su experiencia londinense fue la publicación por entregas de su novela Los mártires (1842), considerada la primera de su género en el país; posteriormente publicaría otras novelas.
De nuevo en Caracas ejerció como funcionario del Ministerio de Hacienda y publicó en 1845 sus reflexiones sobre la ley del 10 de abril de 1834. Presidió la comisión encargada de las honras fúnebres al Libertador, con ocasión del traslado de sus restos a Caracas en 1842; su apreciación de estos actos aparece en su obra descripción de las honras fúnebres consagradas a los restos del Libertador Simón Bolívar.
A partir de 1844 desempeñó varias misiones diplomáticas en España, Francia e Inglaterra; de regreso al país, en 1847 fue nombrado ministro de Hacienda. Designado diputado por Caracas al Congreso Nacional, renunció a esta representación tras los sucesos del 24 de enero de 1848, y no regresó hasta 1858, año en que, derrocado Monagas, presidió la Convención Nacional de Valencia. Nuevas misiones diplomáticas lo llevaron de regreso a Europa en 1860. Ya retirado de la actividad pública, se dedicó al estudio de la botánica y de las lenguas indígenas.