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La escasez de productos básicos y la caída del poder adquisitivo han disminuido la calidad de vida de los venezolanos de la clase media y baja. Esto ha sido consecuencia del recorte en la asignación de dólares para las importaciones privadas y para las personas naturales, medida que no solo afectó los subsidios de alimentos, las remesas y las compras por Internet, sino también a viajeros y estudiantes.
A cuentagotas
Cifras de la firma Ecoanalítica reflejan que entre enero y noviembre de 2014 la cantidad de divisas liquidadas fue de 137,5 millones de dólares por día. De este total, la extinta Cadivi liquidaba 81,1 millones de dólares, Sicad II autorizaba 31,6 millones de dólares y Sicad I 24,8 millones de dólares. Si estas cifras se comparan con las aprobaciones entre enero y noviembre de 2015 se comprueba una caída de 66% en el otorgamiento de divisas para el sector privado. Es así como, por cada día hábil, el ahora Cencoex ha estado aprobando 42 millones de dólares. Sicad 1,1 millón de dólares y Simadi 3,9 millones de dólares.
Es necesario tomar en cuenta que durante el año 2015 el Sicad I y II fueron fusionados. Asimismo, se creó el Simadi con la promesa de que las personas naturales y las empresas podrían acceder a este mercado abierto a una tasa de 200 bolívares por dólar aproximadamente. Sin embargo, tal acceso ha estado muy restringido. El economista Asdrúbal Oliveros afirma que si bien ha habido un gran recorte en las compras privadas, no ha sucedido lo mismo en las públicas que han subido 18%. Esa es la razón por la cual la caída total de las importaciones registra un descenso de solo 10%.
Sin embargo, la escasez ha llegado a niveles nunca antes vistos porque el Estado importa 60% del total de las compras externas. “Hay escasez porque el sector público es muy ineficiente y porque las importaciones del Estado no son solo alimentos sino también adquisiciones para el sector petrolero. No debemos olvidar que Pdvsa está produciendo una mezcla muy mala de petróleo, que para poder vender en el exterior se debe mejorar con unos aditivos importados y en esas compras se va una gran cantidad de divisas”, señala Oliveros.
El torniquete
Toda esta situación condujo a que la red de subsidio de alimentos se haya visto profundamente afectada y los productos básicos hayan desaparecido de los anaqueles. Adicionalmente, el control de precios ha incentivado el contrabando de alimentos y medicinas dentro y fuera del país, incrementando su precio en el mercado negro. Esto perjudica directamente a la población de menores recursos, según el economista. “Este ha sido el año del fin de los subsidios en dólares para la clase media y baja”. En abril de 2015 el gobierno decidió restringir las asignaciones de divisas del Cencoex para viajeros. Desde entonces los operadores cambiarios autorizados son los bancos públicos; por lo que los tarjetahabientes de la banca privada quedaron por fuera del subsidio para adquirir divisas al tipo de cambio de 12 bolívares por dólar.
Si bien se dijo que estos usuarios podrían migrar a la banca del Estado, diversas denuncias a lo largo del año han dejado en evidencia el filtro que aplicó el gobierno. Excusas como falta de plástico para las tarjetas de crédito, caídas en las líneas de comunicación del Cencoex o la aprobación limitada del cupo de viajeros en el exterior fue el torniquete aplicado a los usuarios. Además, el cupo de 300 dólares para compras por Internet fue eliminado sin que se produjera un anuncio oficial y las asignaciones para los estudiantes en el exterior y las remesas han sido recortadas en más de 50% a lo largo del año.
“Las clase media ha sentido mucho la pérdida del subsidio cambiario de viajeros que le permitía –en medio de una crisis de inflación– salir del país, adquirir productos como repuestos, aparatos electrónicos o bienes inexistentes a precios mucho menores que los que pagarías en Venezuela”, aseguró Oliveros.
Información cortesía de El Nacional