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Aunque no se pueda afirmar que el 18 de octubre haya sido un proceso revolucionario, es seguro que se produjo la finalización de una etapa de nuestra historia política iniciada el 22 de octubre 1899 con la llegada de los Andinos al poder, y el comienzo de otra, en la que estuvieron presente nuevos actores.
El 17 de octubre de 1945, Medina es informado de los preparativos del complot, lo cual parecía confirmar el mitin realizado el mismo día por AD en el Nuevo Circo de Caracas, el cual constituía un virtual llamado a la insurrección. Las órdenes impartidas de acuartelar las guarniciones de Caracas y Maracay y de arrestar a 3 de los cabecillas militares (Pérez Jiménez, Julio César Vargas y Horacio López Conde) desencadenan el alzamiento.
Golpe de Estado
En la mañana del 18 de octubre de 1945, estalla la revuelta en el Escuela Militar de La Planicie en Caracas. Por la tarde, se había extendido a los cuarteles de San Carlos, La Planta y Miraflores, en Caracas y la guarnición de Maracay. El cuartel de San Carlos es retomado por el Gobierno, mientras se generalizan los tiroteos por las calles de Caracas.
En la noche del 18 de octubre, al analizar la situación Medina se niega a atacar Escuela Militar por temor a provocar la muerte de los cadetes, muchos de los cuales habían sido sus alumnos años atrás. Por la mañana del 19 de octubre, las noticias de que la aviación y la plaza de Maracay se encontraban en manos de los alzados y de que el Cuartel San Carlos había sido tomado por grupos de civiles insurrectos determinan la decisión de Medina de rendirse.
Esa misma noche se constituye en Miraflores una Junta Revolucionaria de Gobierno presidida por Rómulo Betancourt, la cual inició una nueva etapa en la vida política del país y para muchos la entrada de Venezuela en el siglo XX, a solo meses de concluida la segunda guerra mundial. Éste no sería el último golpe de Estado en nuestro país, en 1958 se llevó a cabo un golpe cívico-militar contra Perez Jimenez y en 1992 se llevó a cabo una intentona golpista contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez.
Según el autor Omar Gómez, Medina Angarita fue víctima de una insurrección contra un sistema de gobierno que él heredó, democratizó y modernizó. Ningún otro presidente venezolano habría podido repetir desde entonces las palabras que tradicionalmente dirigía Isaías Medina Angarita al Congreso, año tras año que por su causa no había en Venezuela ni un exiliado, ni un preso político, ni un partido disuelto, ni un periódico clausurado, ni una madre que derramara lágrimas por la detención o el exilio de un hijo.